martes, 10 de noviembre de 2009

Campaña: “Por un euro consigue 1 día de libertad para un mantero”


MAS INFORMACION EN:

www.larevistilla.org

Plataforma "Salvemos la Hospitalidad"

Plataforma "Ni un solo mantero en prisión"


Campaña “Por un euro consigue 1 día de libertad para un mantero”. “Liberar de la esclavitud de la ley… antes se compraba su libertad, ¿no?... Ahora también”.

Los manteros son condenados a penas de prisión y multa. Cuando la pena de multa no se puede pagar, se transforma en días de prisión. Como la mínima son 12 meses multa, según la ley, al menos tienen que cumplir 6 meses de cárcel. Muchos manteros en cuyo favor hemos pedido el indulto, se encuentran en esa última fase de cumplimiento de las penas de multa, de manera que si se pagasen las multas (en torno a cuatrocientos euros) podrían salir en libertad de forma inmediata. Como es obvio, vinieron huyendo de la hambruna y no tienen dinero. Es una nueva forma de “prisión por deudas” que estaba desterrada de nuestro derecho. La sobreprotección de la propiedad intelectual está provocando esta injusticia: el que no tiene dinero está más tiempo en la cárcel.

Queremos ahorrar sufrimiento inútil a estas personas que arrastran una historia personal frustrante. También sensibilizar a los políticos, a los operadores jurídicos y a la sociedad en general sobre esta injusticia. Poniendo cada uno un poco, conseguiremos la libertad de los top-manta. Esto ya lo hemos conseguido con un mantero africano que se encontraba cumpliendo condena en la cárcel de Villabona y tenemos otras seis personas en similares condiciones. Ya se han apuntado a poner una cantidad de dinero algunos jueces, fiscales, secretarios judiciales, abogados, particulares sensibles con este tema… Una cantidad ridícula de dinero, puede abrir las puertas de la cárcel y la conciencia de la sociedad.

Esta campaña es paralela a la que se está llevando desde diversas plataformas consistente con la presentación de indultos ante el Ministerio de Justicia. Actualmente desde la plataforma de artistas “ni un mantero en prisión” se han presentado 50 solicitudes de indultos de manteros presos. Algunos ya se están logrando. Su perfil es de africano sub sahariano, que llegó en patera entre 2003 y 2008 y, al carecer de documentación para trabajar, para evitar ser utilizado de esclavo cuidando obras por un euro la hora, ante la necesidad de sobrevivir, se encontró como única salida digna la venta de CD, comerciando, que es lo que en su tierra sabían hacer. Personas desconectadas de la asociaciones delictivas que plagian los CD, los compran a gente concreta para revenderlos. Consiguen 110 euros al mes, lo justo para pagar una casa multicompartida y seguir esperando que lleguen los tres años, para poder regularizar su situación. Esto les ha llevado a la cárcel. El miedo, el temor, la angustia de sentirse perseguidos y encarcelados, ha incrementado aún más el drama personal de quienes vinieron a buscar una vida un poco mejor arriesgándola.

La Secretaria General de Instituciones Penitenciarias ha posibilitado la visita a los manteros presos por abogados comprometidos con esta campaña, lo que se está haciendo en la actualidad. Junto a la presentación de los indultos se realiza una solicitud de suspensión de condena a los jueces sentenciadores para que suspendan la condena durante la tramitación del indulto. Sin embargo, incomprensiblemente son poco los que lo conceden por la oposición directa de la Fiscalía, que sigue manteniendo una posición dura. En realidad, incomprensiblemente, la Fiscalía es el último bastión de este planteamiento represor para ilícitos de nimia relevancia jurídica: el legislador ya está cambiando y los políticos han aprobado una proposición no de ley para descriminalizar este tipo de conductas; los jueces absuelven cada vez más y algunos que condenan solicitan de oficio el indulto; los mismos artistas y creadores directamente afectados se rebelan contra esta situación que tampoco puede convencer a nadie por la desproporcionalidad que introduce y la costosa ineficacia que supone para defender el derecho legítimo a comer del propio trabajo creativo. Entre tanto, los manteros continúan en prisión. Con unos pocos euros arreglamos este desaguisado y nos concienciamos todos que hay maneras más justas y menos crueles de proteger los derechos de autor.

La gestión de la distribución del dinero a los manteros se realizará a través de la asociación de mediación para la pacificación de conflictos (G84213859) uno de cuyos fines es la promoción de los derechos humanos; n. 2100 2958 59 0200216853.

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Julián Carlos Ríos Martín. (Profesor de derecho penal en la Universidad Comillas)

José Luis Segovia Bernabé (profesor de ética política en la Universidad P. Salamanca)

Guillermo Toledo (Actor)

Luis Guitarra (cantautor)

lunes, 9 de noviembre de 2009

1ª vuelta motera a la Comunidad de Madrid


Los días 4, 5 y 6 de septiembre cumplimos uno de los objetivos que Rubén se había marcado en su todavía corta vida de “motero”: dar la vuelta a la Comunidad de Madrid por las carreteras limítrofes a su contorno. En total unos 580 kilómetros de divertidas y variadas carreteras.
Así, el viernes 4 de septiembre nos dimos cita en el pueblo de Cenicientos: Rubén, con su flamante Custom Kawasaki de 125 cc; Alex, con su Daelim también de 125 cc; David Rubio, con una peazo Yamaha de 600 cc; Toni, con su inseparable Suzuki V strom y yo, que esta vez decidí acudir con mi noble y fiable Suzuki Burgman de 400 cc.
Rubén, infatigable e insuperable organizador, lo tenía todo previsto: sus rutómetros indicaban con precisión milimétrica los tiempos y kilómetros a invertir en cada uno de los tres días de aventura. Con la dificultad añadida de que teníamos que estar el sábado por la tarde en Cercedilla para participar en una actividad nocturna de montaña de nuestro querido grupo “Trotamontes”.
Pero ninguna previsión puede con el inefable espíritu español, empeñado en saltarse a la torera todas las normas impuestas. Así, las paradas se sucedían por pueblos invariablemente en fiestas y que devenían en torpes y lentos avances por sus entrañas.

Total que, sobre las 7 de la tarde (teniendo en cuenta que la ruta había comenzado sobre las cinco…) decidimos irnos a dormir a casa de Alex en Colmenar de Oreja. ¡Casi nada, 100 kms. antes de lo previsto para ese día y que habría que acumular a la larga etapa del día siguiente, que impepinablemente debía culminar en Cercedilla: ¡quién dijo miedo…!
La verdad es que el único culpable fue Alex pues, como si de un canto de sirena se tratara, nos llenó la cabeza de imágenes de su sugerente piscina, tenuemente iluminada en la noche Colmenareña, y la promesa de unas cervezas fresquitas y agua libre de bacterias y minerales de su depósito osmotizado y uperisado marca ACME.
Ante tal perspectiva, rápidamente llamábamos a su mujer avisando de la inminente invasión y la promesa de estar en casa sobre las 8 de la noche.
Llegábamos sobre las 12:30 de la noche, sin una explicación muy convincente que llevarnos a los labios y sin que su entrañable y simpática mujer nos recibiera con el rodillo de amasar: ¡qué diferencia de carácter comparado con la mía…! Sólo pudimos balbucear torpemente que si al pasar por Aranjuez estaban en fiestas, que si nos quedamos a ver el ambiente, anda qué pinta que tienen esas costillitas que sirven en esa terraza al aire libre… Total, que una cosa llevó a la otra, la otra a la de al lado y ya de noche cerrada recorríamos los pocos kilómetros que unen Aranjuez con Colmenar de Oreja.
La hospitalidad de la familia de Alex, de primera. Cinco cazurros con sus cinco motos avasallando el jardín y el garaje y haciendo más ruido que los pulmones de un fumador de tres cajetillas diarias, no son plato de gusto para nadie.
La tertulia se prolongó hasta más de las tres de la mañana, momento en el que decidimos tomar posiciones por la casa de Alex. Toni y yo nos hicimos fuertes en el sótano en construcción y David y Rubén optaron por acampar en la terraza, a la intemperie. Craso error, je, je; no contaban con lo “cariñoso” que es el perrito de Alex y que, enamorado perdidamente de David, se pasó casi toda la noche intentando consumar su Amor con su nuevo amante.
Varios intentos amorosos infructuosos después, el perro fue confinado en la piscina, momento en el que se dedicó a aullar su perdido Amor hasta las 7 de la mañana, momento en que fue liberado. En resumen, a pesar de no hallarnos en la Comunidad Autónoma de referencia, la noche fue de las denominadas “Toledanas”.
Más muertos que vivos, casi conseguimos salir a las 8 de la mañana, hora infame prevista a pesar del trasnochón. Y este día no valían las tonterías, pues había que recuperar lo de ayer y los kilómetros de la etapa más larga.

En mi modesta opinión, que vivo en la zona norte de Madrid, la parte sur de la Comunidad se reveló como la parte más dura y algo más fea. Tanto es así, de dureza, me refiero, que en una de las carreteras secundarias por las que circulábamos, cerca de Villamanrique de Tajo, Rubén frenó al no tener clara una curva y la dirección a seguir y Alex, que iba detrás, al tocar el freno le derrapó la rueda delantera y acabó con su moto y sus huesos por el suelo. La verdad es que yo, que iba detrás, no tuve tiempo de asustarme pues Alex cayó y se levantó con tanta agilidad que apenas tuve tiempo de darme cuenta de lo sucedido. Ahí aprendimos una gran lección: nunca lleves cosas en los pantalones y la chupa de la moto; lo único que se rompió fue el móvil que Alex llevaba en la chaqueta y que se desintegró con la caída.
En honor a la verdad he de decir que circulábamos por una pista, más que por una carretera secundaria. Pero pista, pista de verdad: con su gravilla, sus roderas, sus pequeños vadeos… Lo pasamos realmente mal ese tramo.
Con el susto en el cuerpo logramos salir de ese infierno de carretera y nos dirigimos hacia Extremera, donde repostaríamos y tomaríamos un café. La verdad es que no andábamos muy sobrados de tiempo y ya amenazábamos con tener que recortar trozos de ruta por la necesidad de estar por la tarde en Cercedilla.
Pusimos ruedas en polvorosa en dirección al Berrueco, donde nos abandonaría Alex por necesidades familiares pero, por enésima vez, nos encontramos con un pueblo en fiestas, Torrelaguna, que nos obligó a modificar nuestro itinerario por no poder acceder a la carretera que lleva directamente a El Berrueco. La Suzuki y yo les guiamos por una maltrecha, pero bonita, carretera de montaña que nos llevó a La Cabrera, para luego enfilar la que conduce directamente a El Berrueco.

Allí decidimos, una vez hubiésemos llegado a Robledillo de la Jara, ir directamente a Paredes de Buitrago y Prádena del Rincón sin hacer la zona de Puebla de la Sierra y el Puerto de la Hiruela. Es de lo más bonito de la ruta, la verdad, pero pensábamos que si no no llegaríamos a Cercedilla a la hora.
El miedo que yo tenía antes de empezar la ruta era que las motos de Alex y Rubén, de 125 CC, nos retrasarían en demasía. Pero la realidad fue que mantenían un ritmo de 100 km/h sin ningún problema. Este hecho ayudó a que, sobre las 14:30 h estuviésemos comiendo en el Puerto de Somosierra, en el restaurante de toda la vida que está en frente de la gasolinera.
Comimos como reyes, saboreando las anécdotas de la jornada y echando mucho de menos a nuestro amigo Alex y en una hora nos poníamos rumbo a Cercedilla.
Encaminamos nuestros pasos a Robregordo y, para llegar a La Acebeda, elegimos una carretera de montaña ya olvidada, que nos hizo recordar la caída de Alex y los momentos vividos por la mañana. Menos mal que esta vez no hubo contratiempos. Menos la moto de Toni, que se fuma un puro por esos caminos, la de David, la de Rubén y mi Suzuki no se encuentran muy cómodas en las pistas o carreteras muy rotas.
Lo bonito del camino y el ritmo constante que llevábamos nos ayudaron a solventar la pesadez de la comida y, antes que canta un gallo, estábamos en el Puerto de cotos haciéndonos las fotos de rigor. La idea era hacer una foto de todas las motos con los posters de la ruta que había diseñado Rubén.
Con la tecnología de Rubén, que se había llevado un minitrípode y un mando a distancia para la cámara, intentamos hacer la foto. Pero la realidad es cruel y desde tan lejos no funcionaba el mando a distancia. Rubén se acercaba a la cámara, accionaba el disparador y salía corriendo para subirse a su moto pero, invariablemente, la cámara disparaba antes de que él estuviera preparado y en pose. Esta acción debimos repetirla una docena de veces y, al principio, nos partíamos de risa. Pero nuestros encantos masculinos entraron en acción y convencimos a dos viejecitas de más de 70 años para que nos ayudaran accionando el mando a distancia desde más cerca.
Je, je, ¡cómo son los mayores con la tecnología! Primero intentaban disparar desde Pamplona y no salía la foto. Luego se colocaron detrás de la cámara y accionaban el mando poniéndolo delante de la cámara por lo que sólo salían sus manos. Nosotros, los modelos, que entre los intentos de Rubén y los de las viejecitas ya llevábamos más tiempo sujetando los posters que el que se tardó en construir El Escorial (luego pasamos por allí, ¡qué bonito es!), a punto estuvimos de coger los carteles, la cámara con su trípode y el mando a distancia e introducirlos por el tubo de escape de Rubén (el suyo, no el de su moto).

Las amenazas debieron surtir su efecto porque, 10 ó 12 intentos después, la foto se pudo hacer a satisfacción del fotógrafo. Ya solamente tuvimos que perder un poco de tiempo en avisar a los familiares de las amables viejecitas y organizar un entierro digno, pues habían muerto de frío intentando hacer la maldita foto a gusto de Rubén. ¡Descansen en Paz!
Y cosa increíble, sobre las 6 de la tarde hacíamos nuestra entrada triunfal en las dehesas de Cercedilla, una hora antes de lo dispuesto en el plan original. Nos relajamos tomando una coca-cola y Toni, el más listo de todos, decidió irse a dormir a su casa en lugar de acampar a la intemperie en el Mirador de Luis Rosales, pasando otra nochecita Toledana. ¡Le alabo el gusto y la sensatez! A la mañana siguiente se reuniría con nosotros sobre las 8 en el mismo sitio.
A la hora acordada llegaba nuestra asistencia en forma de Mariajo, Rosalía, Javi, Auxi y demás amigos de Trotamontes con la cena, dispuestos a compartir una maravillosa velada nocturna en el Mirador de Luis Rosales, sin más testigos que las estrellas y las lejanas luces que pueden verse de las poblaciones cercanas.

La experiencia fue maravillosa y la noche fría, pero íbamos bien preparados. A las 7 salíamos del Mirador y sobre las 8 y media nos encontrábamos con Toni en el aparcamiento de las Dehesas. Comenzó a llover y nos temimos lo peor, pero sólo fue un pequeño aguacero que se olvidó con un suculento desayuno en Cercedilla, al lado de la estación.
La mañana fue inolvidable pasando por El Escorial, por el puerto de la Cruz Verde y de ahí a Robledo de Chavela. Allí también decidimos cambiar un poco el itinerario para recorrer unas maravillosas carreteras que se conoce Toni y que nos llevaron a El Tiemblo. Por cercanía decidimos acercarnos a los Toros de Guisando y hacer allí una pequeña paradita.
Y como no hay dos sin tres, volvimos a decidir cambiar el itinerario por lo que les llevé a Cadalso de los Vidrios atravesando la Urbanización donde mis padre tienen un chalet, Entrepinos y de ahí nos fuimos a Rozas de Puerto Real para, por una carretera ya casi olvidada y con muy poco uso, volvimos al punto de partida, Cenicientos, dando por terminada la ruta.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Una pregunta al Dalai Lama


¿Que le sorprende más de la humanidad?

Y él respondió:

Los hombres . . .

. . . Porque pierden la salud para ganar dinero; después pierden el dinero para recuperar la salud.

Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro.

Y viven como si no tuviesen que morir nunca . . . Y mueren como si nunca hubieran vivido.