miércoles, 11 de agosto de 2010

El Camino de Fran... digo de Santiago... (Etapa VIII)

8 de agosto de 2.010
NEGREIRA - OLVEIROA (33 Kms.)

Total kilómetros acumulados: 180 kms.


Como pasé la noche del día de descanso en Corcubión, tuve que levantarme a las 6 de la mañana para poder salir de Negreira a las 8. Sabía que no me encontraba bien de la pierna, pero estaba decidido a enfrentarme a la primera etapa de mi vida de más de 30 kilómetros. Era uno de los dos retos que me había propuesto al deidir hacer el Camino de Santiago: 1. hacer más de 156 kilómetros, que era la mayor distancia seguida que había recorrido hasta el momento (al final he andado 180 kms., o sea que prueba superada).
2. afrontar una etapa de más de 30 kms. que, por amigos muy andarines, sabía que es un reto complicado y duro.
Pero no adelantemos acontecimientos.
A las 7:30 estaba desayunando en el Hotel Tamara, lugar desde el que continúa la etapa y curándome los pies para intentar que me molestaran lo menos posible, cosa que no conseguí.
Además, debía elegir con cuidado la estrategia a seguir ante una etapa tan larga. Me decidí por llevar un ritmo alto, por encima de 5 kms/h, para intentar que me cundieran los kilómetros y no se me hiciera muy larga la etapa. También decidí hacer paradas cada 10 kms., no muy largas, pero tampoco cortas, como de 20 minutos. Suficiente para que los pies y los músculos se relajen y siempre en sitios donde me pueda sentar y tomar bebidas isotónicas o azucaradas.
La verdad es que la estrategia creo que fue un acierto pues se me hizo menos larga de lo que pensaba, a pesar de andar durante seis horas y 15 minutos seguidos, a lo que hay que sumar 58 minutos de paradas. Es decir, en poco más de 7 horas había acabado la etapa, aunque tuve que mantener un ritmo de 5,3 kms/h, incluyendo un montón de subidas que tiene la etapa.

Todo iba bien hasta que, cuando llevaba unos 6 kms. recorridos, en un pueblo que no olvidaré fácilmente, me perdí y seguí unas indicaciones erróneas. La pérdida me supuso recorrer 3 kms. de más y perder más de media hora. Para colmo me zampé unas cuestecitas de las que hacen pupa. Eso supuso un duro revés en mi moral, pues me veía obligado a hacer una etapa de 36 kms.

¡Quien dijo miedo! A pesar de los dolores y del desánimo retomé el ritmo y me concentré en no bajar de esos más 5 kms/h, a pesar de que el perfil que reflejaba mi libro de ruta no coincidía para nada con la orografía que me iba encontrando. Es decir, el perfil pone un montón de cuesta abajo y yo sólo subía cuestas arriba. El primer subidón de moral vino la primera vez que divisé el mar y el segundo cuando mi GPS marcó que ya llevaba 30 kms. recorridos, récord absoluto en mis peregrinaciones. ¡Y eso que suele perder cobertura y siempre acabo haciendo más kms. de los que marca! Pero a partir de este momento me sobrevino un pequeño bajón físico y, cuando llevaba, 34 kms. andados y aún me faltaban 2 para acabar la etapa mis piernas tocaron fondo y tuve que quedarme en el pueblo de Ponteolveira, al que llegé a las 15:15 y donde decidí no seguir andando más para no hacerme una lesión aún mayor. A pesar de todo he decidido volver para acabar los 37 kms. que me restan hasta Finisterre (si a cabezón no me gana nadie).
Después de comer un buen bocata de calamares y de beberme casi un litro de Coca-cola, di por terminado mi peregrinar, con un sabor agridulce por los logros
conseguidos y por no haber podido llegar a Finisterre, lugar que visité al día siguiente, antes de regresar a Madrid y volver a ser un "Peregrino urbano" y enfrentarme a los problemas cotidianos y a restar días para volver al duro trabajo.

Las conclusiones que he extraído del Camino son las siguientes:

1. Nunca hacerlo en agosto y, menos, si coincide con Año Santo Compostelano.
2. La primera etapa, o las dos primeras, hay que hacerlas muy suaves y con descansos, para que el cuerpo vaya cogiendo el ritmo poco a poco.
3. Hay que tratar las rozaduras antes de que aparezcan las ampollas y limitar el uso de las famosas compeed. Empeoran las heridas y las cuecen. Sólo están bien para rozaduras incipientes, nunca para heridas.
4. Nunca hay que plantear etapas de más de 25-26 kms. No merece la pena y sólo vamos a conseguir castigar los pies y las articulaciones en exceso. No podemos olvidar que esta es una "carrera de fondo" y no de velocidad y que al día siguiente hay que volver a andar y al siguiente...
5. Cada persona debe adaptar su ritmo y los descansos a sus necesidades concretas. Opino que un ritmo de 4,5 km/h es bueno y necesario parar cada 2 horas o cada 10 kms. recorridos.

Pues nada más, sufridos lectores, si hay alguna pregunta en concreto que necesitéis formular para afrontar futuros retos, tendré mucho gusto en contestarlas.
Como siempre, os dejo la descripción de la etapa y me despido hasta nuevas entradas. Un saludo a todos y feliz verano.

ITINERARIO:

Desde San Xián (s XVIII), se obtienen buenas vistas de la villa, los pazos do Cotón y Chancela y la vega. Cruzando el campo del templo, por unas escaleras traspasamos una puerta y seguimos entre casas hasta encontrarnos con una callejuela que prosigue a la sombra de eucaliptos. Tras pasar junto a un depósito de agua desembocamos en una carretera, que debemos seguir hasta la aldea de Zas, a la que entramos desviándonos a la derecha.

Desde Zas, que posee un meritorio cruceiro con una original Piedad, toda la magia del antiguo Camino Real, flanqueado un arbolado, nos acompaña durante un par de kilómetros. Siempre a la derecha de la carretera, se cruzan las aldeas de Camino Real, Rapote y Piaxe (iglesia parroquial de Pena). A ambos lados merecen ser visitados los templos de San Vicenzo de Ar, neoclásico con elegante bóveda de cañón corrido, y San Martiño de Broño, de 1781. Por fin, y dejando atrás Portocamiño, un corto tramo de tierra nos devuelve al asfalto. Por Vilaserío entramos en el altiplano ondulado de la comarca de Xallas. Obligados a pisar la carretera desde Mola, muy pronto se gira a la derecha, en dirección a Pino de Val, para cruzar las aldeas de Bon Xesús (cruceiro antiguo), Gueima y Vilar de Castro. En esta última, girando primero a la derecha y luego a la izquierda, comienza el ascenso pródigo en panorámicas sobre Terra de Xallas, por las estribaciones del monte Aro (556 m). En lo alto, el camino se aproxima a un castro circular. En la bajada, por pistas de tierra, se llega a las aldeas de Lago y Abeleiroas. En Ponteolveira, con la fábrica del puente originaria del s. XVI pero muy reformada, tuvo lugar una desastrosa batalla entre los patriotas de la comarca y las tropas napoleónicas. Hasta Olveiroa se pisa de nuevo la carretera, dejando a la derecha un desvío que permitirá llegar a San Martiño de Olveira, cuya iglesia barroca muestra, en la fachada, un relieve del titular partiendo su capa con el mendigo. Muy cerca está la presa del embalse de Fervenza. Olveiroa es aldea grande y compacta que mantiene algunos buenos ejemplos de arquitectura popular, y la iglesia de Santiago, con un simpático busto de apóstol, precedida de una cruz.

QUÉ VER, QUÉ HACER:

· Olveiroa:
Olveiroa pertenece, junto a otras seis poblaciones, al Concello Dumbría. Destaca la iglesia parroquial de Santiago, con un busto del Santo en el pórtico. A menos de un kilómetro se encuentra la Ermita de Santa Lucía, donde la tradición manda lavarse los ojos en la fuente, secárselos con un pañuelo y dejarlo extendido junto a la Ermita. Cerca también se encuentra el gran embalse de Fervenza.


El Camino de Fran... digo de Santiago... (Etapa VII)

6 de agosto de 2.010
SANTIAGO DE COMPOSTELA - NEGREIRA (22 Kms.)

Total kilómetros acumulados: 146 kms.

Como en Santiago era caro y difícil conseguir alojamiento, decidí ir a dormir a Negreira, final de la etapa del día siguiente, aunque eso me suponía volver a Santiago temprano por la mañana. Y como estaba harto de coche decidí usar el transporte público, que tanto odio. Además, para colmo, me pegué un madrugón de narices para estar en Santiago antes de las 9, hora que abre la oficina del Peregrino e intentar conseguir la maldita Compostelana. Y todo porque el bus de marras ¡tarda casi una hora en recorrer 19 kms.! Pero allí estaba yo, todo chulo, en Santiago a las 8:30 de la mañana diciéndome a mi mismo que sería el primero en la cola para la Compostelana cuando, al acercarme, observo con estupor que la fila ya da la vuelta a la manzana. No sé cómo pude controlar la ira que me embargó y liarme a bastonazos con todos aquellos inocentes peregrinos.
Pero, en fin, me acordé del dicho "con paciencia y con saliva se la metió el elefante a la hormiga" y a las 11:30, tres horas después, pude retomar mi caminar rumbo a Finisterre, final de mi reto, aunque ese día debía llegar a Negreira.
Antes tuve que parar en la Plaza del Obradoiro a curar mis maltrechos pies, con unos apósitos especiales que me había recomendado una farmaceútica, hecho del que os dejo constacia gráfica (advierto que estas imágenes pueden herir la sensibilidad del lector).
Con varios kilos de tiritas como lastre al caminar, me encaminé por la Rúa das Hortas (sale a la izquierda del Hotel Reyes Católicos, en la misma Plaza) para dejar Santiago. La verdad es que iba muy ilusionado pues este camino era todo nuevo para mi. Pero la verdad es que ha resultado bastante más duro, por la orografía y sus continuas cuestas, que el resto del Camino gallego. Además, está menos señalizado y menos preparado en infraestructuras hoteleras y transcurre en un porcentaje demasiado alto por carreteras, por muy seundarias y bonitas que sean. Eso, con calor, para los pies es una putada pues se te recuecen continuamente. Esa falta de señalización me ha supuesto alguna pérdida, que añade kilómetros a mis ya maltrechas piernas y pies.
Pero pronto volvieron las molestias musculares y convirtieron la etapa en un suplicio insoportable. Tal es así, que llegé a Negreira a las 19:00 horas, habiendo tenido que parar 3 horas en total para poder relajar el cuadriceps de la pierna y que me permitiera hacer otros pocos kilómetros. Y así sucesivamente durante todo el día.
Tan mal iba que pensé que se había acabado ahí mi peregrinar.
Como tampoco Mar me había dado tantos días de "libertad", no podía perder tiempo descansando y recuperándome. Así que decidí tomarme un día de descanso, para ver si podía recuperar ese cuádriceps maltrecho, y afrontar al día siguiente una de las etapas de más de 30 kms., que era uno de mis retos personales.
Pues dicho y hecho, el sábado lo dedicaría a estar en la playita viendo chicas en topless y pegándome unos buenos bañitos.
De playa en playa, y me baño por que me toca (poco porque el agua está helada en esa maldita zona) acabé en Corcubión, que es un lugar precioso de la Costa de la muerte y que está declarado Conjunto Histórico- artístico: ¡madre mía cómo cené allí! Si yo creo que he engordado más de un kilo, en lugar de adelgazar de tanto caminar... ¡Mierda de vida y de poca fuerza de voluntad!

Os dejo la descrición de la etapa de Negreira, por si algún loco se anima a hacer esta parte menos conocida del Camino de Santiago.

ITINERARIO:

Por delante 90 kilómetros y tres etapas. Los descansos en Negreira y Olveiroa se hacen necesarios para afrontar el último trayecto a través de los pueblos marineros de Cee y Corcubión. Al fin, en un paisaje enclavado en la Costa da Morte y considerado durante siglos el fin del mundo occidental, el caminante más decidido accede al ritual de bañarse en la Playa Langosteira, quemar sus ropas gastadas junto al faro y deleitarse con la puesta de sol.

La primera etapa, la más corta de las tres en la aventura hacia Fisterra, permite disfrutar del encanto de la Galicia rural. Campos de cultivo, hórreos y ganado jalonan un recorrido sin grandes dificultades. Habiendo visitado al Santo, se parte de la Plaza do Obradoiro cogiendo la Rúa das Hortas, en donde se puede visitar la Iglesia de San Fructuoso. Desde aquí se pueden ya seguir las tradicionales flechas amarillas, que señalan que hay que atravesar el Puente Sarela sobre el río Sarela. A 3 kilómetros se pasa por Sarela De Abaixo, desde donde se contemplan por última vez las torres de la catedral de Santiago. A continuación se visita Moas De Abaixo, Carballal, Quintáns, Ventosa y Lombao. Se llega a Aguapesada cuyo puente medieval y entorno han sido restaurados. Se introduce el peregrino en una subida que visita Castiñeiro Do Lobo, para a continuación descender hacia Susavila Do Carballo, Trasmonte, Reino y Burgueiros. Se llega a Pontemaceira, cuyo núcleo histórico y monumental sorprende, más aún su puente gótico de tres arcos, construido a finales del siglo XIV. El puente sirve de mirador sobre los molinos del Tambre, la capilla de San Brais, un pazo neomedieval rodeado de jardines y el caserío, con sus hórreos y palomares, envuelto por el arbolado. A un kilómetro queda el templo románico de Santa María de Portor. El camino continúa por la ribera del Tambre, entre campos de cultivo y desemboca en la carretera a Negreira, de la que vuelve a escapar pasado el núcleo de Barca. Ahora, enfilando la cuesta de Chancela de Baixo, dejará a mano izquierda un antiguo cruceiro, la colina donde tiene asiento un castro y el portón que da acceso al pazo de Chancela, también denominado del Capitán, que se halla rodeado por un robledal. Por este mismo lado podemos acercarnos a la vecina iglesia de Santa Baia de Logrosa, que conserva una antigua pila bautismal y dos curiosas tumbas en el atrio. Más allá contemplamos el embalse Barrié de la Maza. Estamos prácticamente en la villa de Negreira.

DIFICULTADES:

A mitad de recorrido se asciende al Alto do Mar de Ovellas, un duro repecho que es recomendable hacer por carretera.

QUÉ VER, QUÉ HACER:

· Negreira:
El origen de Negreira, en latín Nicraria Tamara, se remonta a tiempos anteriores al Imperio Romano. Arrasada en el siglo X por los normandos no fue hasta comienzos del siglo XII cuando Alfonso XIII ordenara su reconstrucción. Durante el reinado de los Reyes Católicos fue declarada Fuero Real con dictado de Lealtad, gracias a lo cual el escudo de la villa luce la corona real. Sus grandes recursos se basan en la agricultura de cultivo forrajero atlántico y la ganadería. Destaca el Pazo de O Cotón, del siglo XIV y remodelado en el XVII. Cuenta con tres arcos y torres cilíndricas que recuerdan su origen medieval. En Negreira se encuentran varias iglesias románicas de los siglos XI y XII como San Pedro de Gonte y San Esteban de Landeira.


martes, 10 de agosto de 2010

El Camino de Fran... digo de Santiago... (Etapa VI)

5 de agosto de 2.010
PEDROUZO - SANTIAGO DE COMPOSTELA (20 Kms.)

Total kilómetros acumulados: 121 kms.

No he podido seguir escribiendo porque, según me he ido internando en la Galicia "profunda", han aparecido los temidos problemas técnicos en el sentido de que la palabra Wi-fi es tan desconocida para los gallegos como el responder a una pregunta con una respuesta concreta. Así que debo seguir escribiendo ya desde casa y sin cumplir mi reto. Pero no adelantemos acontecimientos...
Aunque esta era una etapa de 20 kms. yo debía hacer alguno más porque el día anterior no llegué a Pedrouzo. 1,5 kms. antes encontré un hotel en Rua y me quedé en él. Así que al día siguiente debía andar lo que me faltaba de la etapa anterior.
Aunque madrugé poco y salí a las 8:20, ya algo me decía que el día no iba a estar fino. No me gustaba "cómo cazaba la perra" y ya, desde bien temprano, las heridas de los pies me iban matando y no me dejaban coger un buen ritmo.
Aunque la proximidad de Santiago y de la Plaza del Obradoiro te dan fuerzas y te animan mucho en esta etapa, la verdad es que no es muy bonita y siempre se te hace interminable: mucha cuesta arriba y mucha cuesta abajo por asfalto no son una buena tarjeta de visita para entrar en Santiago (pero eso es lo que tienen las grandes urbes y hay que pagar el precio de llegar a un sitio tan precioso como Santiago de Compostela).
Como os comentaba, no tenía buenas sensaciones y éstas se confirmaron ya llegando al Monte del Gozo en forma de un tirón muscular en el cuádriceps derecho, que al final se mostró como algo más serio que un simple "tirón". El caso es que, bajando del Monte del Gozo hacia el cartel de entrada a Santiago, ya no podía con las cuestas abajo y me arrastraba como una babosa. Tuve que parar 2 horas, en un parquecito cercano al cartel, para recuperar la compostura suficiente como para no entrar en Santiago haciendo el ridículo. Medio tubo de fastum gel y una hora entera de masaje me dieron las fuerzas necesarias para recorrer los tres kilómetros que me separaban de la Plaza del Obradoiro, a la que llegué a las 14:30 (al final pude sacar una media de 5Km/h).
Siempre es especial la sensación de llegar andando a ésta y encontrarte con su majestuosidad, de tal manera que ya nunca me apetece ir de turismo a Santiago si no es caminando: siempre me muero de envidia cuando me encuentro allí con los peregrinos y pienso que yo he llegado en cochecito y lleno de comodidades.
Pero no todo fue maravilloso cuando por fin llegué (no podemos olvidar que es Año Santo y agosto); ordas de peregrinos hacen cola para todo: para cumplir los rituales del coscorrón al maestro cantero, abrazar al Santo, colas para obtener la Compostelana (documento que acredita haber peregrinado a Santiago, habiendo recorrido al menos 100 kms.).
Más abajo os dejo una foto curiosa: no pude resistirme a sacarme una foto con una familia entera (desde el bisabuelo en silla de ruedas, hasta los bisnietos, alguno recién nacido), ¡¡que estaban peregrinando juntos a Santiago!!
De manera que decidí pasar de los rituales (que ya he hecho en más ocasiones) y centrarme en la cola de la Compostelana. Pero una vez en la oficina del Peregrino, muy cercana a la Plaza, me dí cuenta que eran necesarias al menos 2 horas de cola y que mi pierna maltrecha no estaba para esos trotes. Así, como estoy convencido que todavía mis amigotes no se creen que soy yo el que está haciendo el Camino de Santiago y que puedo ser un holograma o algo parecido, decidí darles una muestra inequívoca e irrefutable de que verdaderamente soy yo y, con las pocas fuerzas que me quedaban, después de haber recorrido otros 25 kms., me dirigí a cumplir mi misión. Lo primero que hice fue abandonar caminando la zona vieja, puesto que mi sublime objetivo no podía alcanzarse allí. Cuando llegué a la zona nueva me acerqué a una parada de taxis y le comuniqué al taxista mi propósito. En un principio se negó a ayudarme: le parecía una aberración y no quería ayudarme a cumplirla. Tuve que jurarle que era una promesa que le había hecho a mis Amigotes y que era necesario. Jurando en Arameo y mascullando lo raras que eran las gentes de la Capital, accedió a llevarme a mi destino. Durante el corto trayecto me confesó que, lo que yo me disponía a hacer, él había tenido que hacerlo 2 veces en toda su vida (era un chaval de mi edad, de unos 40 años) y obligado por su novia. Pero que, a poco que pudiera evitarlo, a él ya no le pillaban en esas... (qué atrevida es la ignorancia, pensé yo, y cómo se puede ir por ahí soltando esas blasfemias y herejías...). Total, que entre refunfuños y diatribas hacia su novia, llegamos a mi Santuario, a mi auténtico lugar de Peregrinación ya instaurado con Super, Jesu y Abe allende los tiempos. Este es mi auténtico reto y este es mi ofrecimiento a vosotros, queridos Amigos, este es el destino de mi calvario y mi Peregrinar de todos estos días (como estos labios pecadores no pueden pronunciar su nombre en vano, os dejo unas fotos del lugar Santo):
Sé que vosotros sabréis comprenderme y entender que necesitaba desintoxicar mi cuerpo de tanto pulpo, empanada gallega, pescadito y carnes del lugar (bueno, de la carne no tanto), del marisco y otras comistrajas de ese porte. Ahora mi cuerpo y mi espíritu ya estaban listos para continuar con la segunda parte de mi reto: ¡LLEGAR A FINISTERRE!
Como de costumbre, os dejo la descripción de la etapa y continúo con la siguiente.

ITINERARIO:

Veinte kilómetros tan sólo frente a los 755,3 ya recorridos desde nuestro primer día al otro lado de los Pirineos. Lejos, muy lejos, aunque sólo hayan pasado varias semanas, quedan ya los bosques navarros, las cepas riojanas, la vasta meseta castellana e incluso los montes de León y el mítico O Cebreiro, que franqueamos hace siete jornadas. Santiago, la plaza del Obradoiro y la catedral, ante la que nos emocionaremos, seguro, se encuentran aquí al lado. Tomando como referencia el albergue público recorremos el pueblo a la vera de la nacional y giramos a la derecha por la rúa do Concello, donde se encuentra el Ayuntamiento. Avanzamos de frente durante medio kilómetro y al llegar junto al colegio y las pistas deportivas giramos noventa grados a la izquierda. Por una pista de tierra cubierta de hojarasca nos internamos entre un bosque de eucaliptos, que abandonamos para entrar en San Antón, aldea de la parroquia de Arca. El lugar toma el nombre de una capilla asolada por un incendio (Km 1,3). Otro bosque nos aguarda a la salida de San Antón. Carballos autóctonos y eucaliptos reforestados, a granel, nos acompañan ahora hasta el núcleo de Amenal, de la parroquia de San Miguel de Pereira. Accedemos por pista asfaltada y pasando el río Brandelos cruzamos la N-547 por un paso bajo (Km 3,7), al que le sigue un fuerte repecho que sube a Cimadevila, último núcleo del Concello de O Pino (Km 4).

La subida continúa durante más de kilómetro y medio pero se torna mucho más asequible. Alcanzada la cota nos dirigimos al pie de la A-54 y la N-634. Ya no nos extrañamos al ver la valla de separación repleta de pequeñas cruces. Forma parte de la idiosincrasia de la peregrinación. Un monolito esculpido con el bordón, la calabaza y la vieira anuncia la entrada en el municipio de Santiago (Km 6,3). Rodeamos el perímetro del aeropuerto, dejando a mano izquierda varias hileras de balizas (Km 6,7), y después de cruzar una carretera secundaria entramos en San Paio, aldea de la parroquia de Sabugueira (Km 7,7). Rodeamos Casa Quian, afrontamos un breve repecho por pista asfaltada y tomamos la pista de la derecha, que desciende. Tras salvar la variante por debajo seguimos descendiendo por varios núcleos de la parroquia de Sabugueira: A Esquipa y Lavacolla (Km 9,5). Tras una curva cerrada pasamos junto a la parroquial de San Pelayo, que luce inscrito el año de su construcción: 1840. Seguidamente cruzamos la N-634a y cogemos el desvío a Villamaior. En apenas cien metros cruzamos el río Sionlla, cubierto de ovas y conocido como arroyo de Lavacolla, lugar donde los peregrinos se despojaban de sus sucias vestimentas y se lavaban en vistas de su próxima llegada a Santiago (Km 10).

Por pista asfaltada iniciamos una cómoda subida que finalizará en el esperado Monte do Gozo. Atravesamos primero Villamaior (Km 11), pasamos junto al centro de la TVG (Km 12,7) y giramos 90 grados a la izquierda para hacer lo propio junto al centro territorial de RTVE (Km 13,5). Giramos noventa grados a la derecha y continuamos hasta la urbanización San Marcos (Km 14,8), antesala del Monte do Gozo. En lugar de seguir de frente nos desviamos a la izquierda para subir al monumento erigido en el año jacobeo de 1993, el mismo año que se inauguró el cercano albergue de peregrinos, el más grande de todo el Camino que es capaz de albergar hasta 300 personas un año normal y hasta 800 un Xacobeo. Desde este punto obtenemos la primera panorámica de Santiago y su catedral (Km 15,2).

Retomamos el Camino, dejando a un lado el acceso a la cafetería y los comedores, y bajamos hasta un tramo de escaleras. Acto seguido salvamos por un puente la autovía y las vías y progresamos de frente por la prolongada rúa San Lázaro (Km 16,7), donde se encuentran el Palacio de Congresos y Exposiciones de Galicia y el albergue de peregrinos San Lázaro, que permite dormir más de una noche. Enlazamos con la rúa do Valiño (Km 17,7) y continuamos de frente por la rúa das Fontiñas y rúa dos Concheiros, donde cruzamos la avenida de Lugo. Después la rúa de San Pedro (Km 19), que finaliza en el cruce con semáforos de la rúa de Aller Ulloa. Por el lugar donde se encontraba la Porta do Camiño entramos en el casco histórico por la rúa das Casas Reais, que sube hasta la praza de Cervantes. Una recta por la rúa da Acibechería nos traslada a la praza da Inmaculada, donde se localiza el monasterio de San Martín Pinario. Finalmente entramos bajo el Arco del Palacio por un pasadizo, donde se reúnen a tocar los músicos callejeros, para acceder a la Plaza del Obradoiro, donde la aventura termina. Mientras nos quitamos la mochila vamos descubriendo cada detalle de la fachada occidental y nos encaminamos al centro mismo de la plaza. Es difícil no emocionarse. Llegar a Santiago de Compostela como peregrino es una experiencia inigualable y creo que por muchos viajes que hayamos realizado alrededor del mundo pocos son comparables a este (Km 20).

DIFICULTADES:

Un par de subidas nos separan de Santiago. Ambas son bastante discretas y salvo algún breve repecho se franquean con facilidad.

OBSERVACIONES:

Tras subir por la escalinata de la catedral, admirar el Pórtico de la Gloria, dar el abrazo al Santo y descender a su sepulcro, la gran mayoría se dirige a la Oficina del Peregrino. Está en la rúa do Vilar, 1, muy cerca de la fuente de las Platerías. Esperaremos nuestro turno, rellenaremos un pequeño formulario, nos pondrán el sello de Santiago en la credencial y nos darán, si así lo queremos, la Compostela. A disfrutar de Santiago, que nos lo hemos ganado.

QUÉ VER, QUÉ HACER:

  • SANTIAGO DE COMPOSTELA:

Desde el gran complejo en que se ha convertido el Monte do Gozo se ve, por fin, Santiago de Compostela y las torres barrocas de su catedral. Santiago, la meta de todas las rutas jacobeas, es una gran ciudad de 95.000 habitantes que compagina espacios de modernidad con el halo misterioso, religioso, romántico y cosmopolita de la plaza del Obradoiro. El feliz caminante descubre una ciudad de piedras oscurecidas por el paso del tiempo y la lluvia persistente. Rúas viejas con olor a Ribeiro y a pulpo se diseminan por todo el Casco Antiguo. La catedral representa el culmen del Camino y en ella descansa el apóstol, que provoca que centenares de miles de personas emprendan año tras año un viaje lleno de fatigas y experiencias que se convertirán en recuerdos para toda la vida. Monumentos no faltan en Santiago de Compostela. El precioso y excelso Pórtico de La Gloria, obra románica levantada por el Maestro Mateo y completada en 1188. Es un filigranero conjunto de tres arcos, con el central dotado de parteluz, de variada iconografía rescatada del Apocalipsis de San Juan. La fachada occidental de la catedral, barroca y alzada entre 1738 y 1749 por el arquitecto Fernando de Casas y Novoa. La Puerta Santa, con relieves del Maesto Mateo y que únicamente se abre durante los Años Santos. El Hostal de los Reyes Católicos, hoy Parador de Turismo; el monasterio benedictino de San Martín Binario; el pazo de Raxoi, sede del Ayuntamiento, etc

Toda la información sobre la ciudad de Santiago en http://patrimonio.consumer.es/santiago-de-compostela


miércoles, 4 de agosto de 2010

El Camino de Fran... digo de Santiago... (Etapa V)

4 de agosto de 2.010
ARZUA - PEDROUZO (19,1 Kms.)

Total kilómetros acumulados: 96 kms.
Os dejo una muestra del Camino según te vas aproximando a Santiago: ¡es increíble! Este es un grupo de ¡¡1.500 personas!! que van andando juntas. Van a reunirse con otrtos tantos italianos (sobre todo Scouts) en una ceremonia de Hermandad en el Monte do Gozo. He tardado la leche en adelantarlos, incluso me he tenido que salir a la carretera porque de lo contrario es imposible. LLevan constantemente varios coches y furgonetas de apoyo, dos coches de la Guardia Civil, una UVI móvil y lo que no sé es como se las apañan para comer y dormir, pero creo que les dan polideportivos gigantes y llevan catering propio. ¡Menos mal que hasta hoy no me he topado con ellos, porque llenan todos los pueblos por los que pasan! Por lo menos los italianos van en grupos más reducidos y "abultan" menos que éstos. Vienen organizados por la Diócesis de Madrid, aunque sé que van más grupos por su cuenta a esa reunión. Mañana me pienso pasar por el Monte do Gozo a ver si os puedo relatar algo más.

Datos del día de hoy: ¡he pagado la machada de ayer! Como estaba muy chulito después de los 29 kms., y me sentía muy fuerte, por la tarde casi no descansé y me dediqué al blog, a lavar ropa, a oir música (a todo menos a lo que debía, que es dormir y descansar, al menos un poco para recuperar al cuerpo de un esfuerzo al que no está acostumbrado).
Pues hoy, que me puse una etapa tranquila, de 19 kms., para recuperar, las he pasado canutas pues me han salido varias ampollas en dedos meñiques y otras partes del cuerpo y llevaba un dolor en el pie derecho que me hacía casi llorar a cada paso. Para colmo, tenía una sensación de fatiga que no me ha abandonado en toda la etapa y que ha hecho que se me haga más larga de lo que en realidad es.
A pesar de ir casi todo el tiempo paralelo a la Carretera Nacional N-547, la etapa me parece muy bonita y transcurre por caminos interiores, muy de umbría. De todas formas, hoy ha vuelto a ser un día nublado, ideal para caminar. Lo peor, la cantidad ingente de gente (perdón por la rima fácil), que convierte en cansino estar todo el tiempo adelantando y diciendo ¡buen camino!

A pesar de los pesares no he querido abandonar mi ritmo habitual (muy mal hecho hoy, pero es imposible no acelerar para adelantar a tanta peña levantando polvo y armando ruido) y a 5 kms. por hora de media he cubierto la etapa en 4 horas: he salido a las 8:30 y he llegado a las 12:30.
Hoy he estado parado 21 minutos en total, pero sin ninguna parada importante más que para mear, sacar fotos, esperar a que la Guardia Civil diese paso a los 1.500 para cruzar la carretera (han tardado como 15 minutos en pasar todos y los coches esperando...).
El caso es que he llegado peor y con más dolores que nunca, sobre todo por las ampollas de los dedos meñiques, que me están consumiendo la vida y hacen muy pesado andar. He decido que me los voy a plastificar con tiritas Compeed a ver si se termina el sufrimiento.

Hoy me ha impactado una placa en recuerdo de un peregrino español quien, a los 69 años, murío recorriendo el Camino, cuando tan solo le faltaba una etapa para llegar a Santiago de Compostela. ¡Cruel destino! Aunque siempre he pensado que me gustaría que la muerte me sobreviniera, ya de mayor, muy mayor, haciendo algo que me gusta mucho. Lo que vulgarmente se denomina "caer en acto de servicio", y no hecho un viejo decrépito en cualquier asilo. En fin, vamos a cosas más positivas, pero es que la placa me ha tocado un poco la fibra sensible. Debe ser que estoy un poco ñoñín...
Todos los días se me olvida deciros que, como más o menos todos los peregrinos que hemos salido del mismo sitio vamos haciendo las mismas etapas, pues llega un momento que nos conocemos y nos reconocemos entre tanta pierna, tanto macuto multicolor. Así, cada mañana saludo a la chica (es jovencita, pero cómo está la tía...): "¿Qué tal vas hoy con la rodilla, aguantas hasta santiago?". Intento no babear mientras se lo digo (más que nada porque viaja con su padre y con su madre y no le quitan la vista de encima...); o me encuentro a una chiquita que viaja con su pareja y otros amigos y que pesa más de 120 kilos y va hecha una ruina: ha perdido ya un par de uñas y se arrastra por el camino a un paso tan lento que, si lo tuviese que seguir una babosa, acabaría secándose de aburrimiento. Le pregunto por su pie y me dice que, en el siguiente bar, va a pedir unas tijeras y un cuchilo para cortar la bota (nuevas, del Decathlon) y quitarle el cacho que le va rozando el pie. Le deseo suerte y me alejo contento de no ser yo el que le molesta...
Hay otro, que me encanta, y que ha tenido una idea cojonuda para afrontar las etapas del Camino y que va con su mujer y unas amigas (no, si tonto no es...) y lleva una bici, que va empujando. Así, se hace la etapa normal con las chicas, medio andando, medio en bici y, cuando llegan al final de la etapa se monta en la bici y se desanda la etapa para ir a buscar el coche y recoger a las chicas. De esa forma pueden ir sin macutos, porque todo va en el coche. Lo que me hace gracia, y seguro que a Abe también, es que de la bici siempre cuelga una bolsa de plástico con una botella de tinto de verano, unos vasitos y un limón... No, si os he dicho que tonto no es.
Así me paso el día: voy andando fijándome en las piernas, las rodilleras, los macutos por tal o cual detalle especial y voy reconociendo a sus propietarios y compañeros de camino. Quizá no os parezca muy divertido, pero es que tampoco tengo mucho más que hacer mientras camino, habida cuenta que Abe me ha prohibido hacer propósito de enmienda, también tomar pulpo con Coca-Cola, Mar me ha prohibido hablar y tomar lilas con la Coreana, amén de "nosecuantas" cosas más que, a la que pueda, no pienso cumplir y Super y Esther todo lo dicho, más que no se creen que esté andando todo lo que digo. En fin, que mi vida es un infierno pero para eso estoy aquí: para expiar mis culpas, que son muchas, y hacer penitencia...
Me despido de vosotros hasta mañana, si es que lo cuento, y os deseo a todos felices vacaciones dondequiera que estéis unos y otros (os tengo localizados a todos menos a Abelitor, que es imposible porque es culo de mal asiento).

Por supuesto, como siempre, ahí va el detalle de la etapa:

ITINERARIO:

Desde la rúa Cima do Lugar, donde está situado el albergue público, partimos de frente hacia la empedrada rúa do Carmen. Sus soportales y fachadas revestidas de madera despiden nuestro paso por Arzúa. Por un entorno más rural bajamos hasta la fuente os Franceses, cruzamos el río Vello y llegamos de seguido a As Barrosas y su capilla de San Lázaro (Mojón 36 y Km 0,9). Bajamos hasta el río Brandeso, afluente a su vez del Iso (Km 1,8), y subimos hasta Preguntoño, aldea de la parroquia de Burres con su ermita de San Paio del siglo XVIII (Km 2,2). A la salida evitamos cruzar la N-547 gracias a un túnel y afrontamos un repecho, entre prados, cultivos de maíz y con vistas a Arzúa, hasta el lugar de A Peroxa, también de la parroquia de Burres (Km 3,3). Los eucaliptos pueblan, cada vez más, el paisaje gallego y los prados particulares, necesarios para la supervivencia del ganado y del mundo rural, se suceden uno tras otro con sus coladas familiares secándose al sol. Viajamos por pistas revestidas de hojarasca y propensas a ensuciarse a poco que llueva. Bajamos hasta el riachuelo Ladrón (Km 3,9) para alcanzar posteriormente Taberna Vella (Mojón 32 y Km 5,2).

Seiscientos metros después entramos en Calzada, de la parroquia de Burres y último núcleo habitado del Concello de Arzúa (Km 5,8). Dejamos la población cruzando una carretera de enlace y continuamos para entrar en el Concello de O Pino el último antes de Santiago. La primera población es Calle, aldea de San Breixo de Ferreiros, donde pasamos bajo un hórreo (Km 7,8). Abandonamos el núcleo tras cruzar el arroyo Langüello y seguimos por una red de pistas y caminos hasta Boavista (Km 9,3) y Salceda (Km 11,1), al pie de la N-547. Nos desmarcamos unos metros de la nacional por la derecha, pasando junto al recuerdo al peregrino Guillermo Watt, fallecido en el Camino. Regresamos más arriba al pie de la carretera y la cruzamos junto a un concesionario de maquinaria agrícola para llegar hasta Oxén, lugar de la parroquia de San Miguel de Cerceda (Km 12,5). El camino, a la izquierda de la Nacional, conduce ahora a la inmediata Ras (Km 13,1), de la misma parroquia, donde salvamos la N-547 por debajo. En este punto también pueden enlazar los peregrinos que vengan del Camino del Norte y hayan tomado la variante de O Pino. Al otro lado se encuentra ya A Brea (Mojón 23,5 y Km 13,6) y la cercana A Rabiña (Mojón 23 y Km 14).

En paralelo a la Nacional y tras cruzarla otra vez superamos con facilidad la subida a O Empalme, de la parroquia de San Lourenzo de Pastor (Km 15,3). En medio del trayecto hay un merendero con fuente y un molino de viento que recuerda al de las granjas americanas. En el alto cruzamos la carretera para entrar en la población y tomamos, a la izquierda, una pista que desciende bajo los eucaliptos. Más abajo, por un túnel bajo la N-547, tenemos la opción de pasar para visitar la ermita de Santa Irene y su fuente barroca o ir al albergue privado. Si seguimos de frente llegamos al albergue de la Xunta (Km 16,3). Gracias a una densa fronda de eucaliptos nos aislamos del ruido de la carretera, pasamos junto al Mojón 20, y evitamos de nuevo la carretera por un túnel. Un par de casas y un aserradero y más eucaliptos conducen hasta A Rúa de la parroquia de Arca (Km 17,9). Por pista asfaltada llegamos al borde de la N-547 y subimos junto a ella hasta O Pedrouzo, también de Arca y con todos los servicios (Km 19,1).

DIFICULTADES:

Acostumbrados a etapas más largas, esta jornada puede considerarse un trámite para aguardar la llegada a Santiago. La compañía de la N-547 es lo menos agradable.

OBSERVACIONES:

Para los que quieran llegar a Santiago de una tirada deben saber que desde Arzúa hay casi 40 kilómetros. Es una alternativa poco recomendable y es más lógico dividir el tramo en dos, aunque hay viajeros que avanzan unos 35 kilómetros hasta el Monte do Gozo y dejan para el último día un paseo triunfal de tan sólo 5 kilómetros. Los que opten por pernoctar en Santa Irene deben saber que no hay servicios. En los albergues de Santa Irene tienen los teléfonos del Taxi, un servicio muy utilizado para ir a cenar a O Pedrouzo, O Empalme o A Rúa.

QUÉ VER, QUÉ HACER:

  • CONCELLO DE O PINO:

Penúltimo municipio gallego del Camino Francés integrado por trece parroquias y cerca de 180 lugares. El itinerario visita, tanto en esta etapa como en la última, núcleos poblacionales pertenecientes a las parroquias de Arca, Cerceda, Ferreiros, Pastor y Pereira. El enclave más singular es Santa Irene, con su ermita dedicada a la santa mártir portuguesa y fuente barroca de aguas curativas. La capilla fue construida gracias a la aportación de dos nobles que vivían en la cercana aldea de las Dos Casas. En O Empalme -la población anterior- se puede atisbar el horizonte e imaginar las costas gallegas. O Pedrouzo, población de servicios al pie de la N-547, ofrece al peregrino todo lo necesario. Albergues, pensiones, cajero, restaurantes, farmacia, centro de salud, etc.






martes, 3 de agosto de 2010

El Camino de Fran... digo de Santiago... (Etapa IV)

3 de agosto de 2.010
PALAS DE REI - ARZUA (28,8 Kms.)

Total kilómetros acumulados: 77 kms.


La de hoy es la etapa más larga de todo el recorrido por Galicia, además de la más dura por las continuas subidas y bajadas. Casi 29 kms. que ponen a prueba al más duro caminante. Además, al estar ya a escasos 40 kms. de Santiago hace que la gente venga ya muy tocada. Es estremecedor ver gente cojeando, con rodilleras, vendas y todo tipo de artilugios ortopédicos luchando por intentar llegar a Santiago. La verdad es que no sabemos nuestra capacidad de sufrimiento hasta que no la ponemos a prueba en una situación límite y estamos motivados.
Pero vayamos al lío: en mi afán de hacer experimentos, de cara a ofreceros diversas experiencias sobre cómo afrontar distintas etapas del Camino, hoy me he decidido a partir esta en dos, por ser de larga distancia: un primer tramo de Palas de Rei a Melide y otro segundo de Melide a Arzúa. De hecho, hay muchos peregrinos que se han quedado en Melide y no han continuado, por considerar la etapa excesivamente dura. Yo he salido de Palas de Rei a las 8 de la mañana y a las 11 en punto ya entraba en Melide, habiendo recorrido una distancia de 14 kms. a un promedio de 4,9 kms./h, sin ninguna parada, como de costumbre. Pero como Melide es famosa por sus pulperías (doy fe de que ahí el pulpo está que te cagas) he decidido hacer una parada de una hora exacta para reponerme y afrontar los 15 kms. que me restaban.
Así, he buscado una buena terracita de una pulpería de la calle principal y me he sentado a degustar dos coca-colas y una ración de pulpo que no se la saltaría un gitano campeón olípico de pértiga alargada...
A las 12 en punto me he puesto en marcha y, al principio, me he defecado en todo lo razonable porque se me habían enfriado tanto las extremidades que le he tenido que pedir un soplete a un fontanero local para poder volver a sentirlas.
Ha sido una falsa alarma y, un par de kilómetros después, había vuelto a coger el ritmo normal. Conclusiones: no está mal hacer una parada larga en una etapa de gran kilometraje, siempre y cuando la aprovechemos para estirar un poco y no nos cebemos en demasía. Con un total de paradas en todo el día que sumaban 1 hora y 20', a las 14:45 ya estaba en Arzúa, después de haber recorrido 28 kms. a un promedio de 4,8 kms/h. (he hecho un poco menos de kilómetros porque conozco un atajo para librarse de una vuelta absurda que da el camino para entrar en Arzúa).
La de hoy sí que es una etapa en la que hay que estar más fuerte mental que físicamente, porque es muy larga y dura. Sé que esas virtudes, larga y dura, son muy apreciadas en otros contextos, pero aquí os aseguro que para nada.
Eso sí, da para pensar y reflexionar mucho, pero que mucho, porque el Camino siempre tiene algo que te invita a la introspección y tu mente siempre vuela a aspectos personales o problemas que tienes pendientes. Y como es un ambiente muy positivo, casi todas las soluciones o pensamientos que te asaltan suelen ser muy positivos también. Es inevitable tener propósito de enmienda y hacer promesas de todo tipo, que espero cumplir.

Detalles a tener en cuenta para futuros viajes (en verano, o Año Santo):
he conocido a dos hermanos Canarios que hacen el Camino desde Sarria, como yo, pero que son novatos. Así que no sabían la locura que es esto para conseguir albergue. Así, el primer día vieron que la gente se levantaba sobre las 5 para salir a las 6 e hicieron lo mismo. Pero cuando llegaron al albergue, después de haber hecho la etapa de 24 kms. en 4 horas, casi corriendo, había una cola kilométrica en el albergue y les dieron el número 60 para 100 plazas. Pero a los 5 minutos llegó un grupo de 50 personas. Y me decían, con esa gracia que les caracteriza: "tío, si me meto a cagar en el albergue antes de salir, ya no tenemos plaza y nos tendríamos que haber tirado en el polideportivo con 500 personas más..." Así que al día siguiente se levantaron a las 4 de la mañana y a las 4:30 salían corriendo, literalmente, para llegar al albergue. Les dieron ese día el número 3 y pudieron respirar. Al tercer día, como yo, ya estaban buscando hostales, aunque haya que pagar un ojo de la cara, para poder hacer las etapas tranquilos y disfrutando. El Camino hay que planificarlo con antelación, o lo pagas muy caro.
No voy a contaros mis penas de rozaduras, dolores, etc. porque, como dice un buen amigo mío: "no les cuentes tus penas a tus Amigos... que los divierta su p... madre". Como siempre, os cuelgo los datos de la etapa y espero no haberos aburrido mucho, pero estoy cansado y me voy a tumbar a contar borreguitos. Un abrazo a todos mis lectores (Mar, creo y Super y Esther).


ITINERARIO:

Cruzamos la carretera junto a la Casa del Concello de Palas de Rei y bajamos por la travesía del Peregrino para atravesar de nuevo la carretera y continuar descendiendo por la empedrada rúa do Apostolo. Por tercera vez salvamos la carretera y seguimos de frente por la rúa Río Roxán, donde hay una escultura de unos peregrinos bailando firmada por J. Novo. Salimos a la avenida de Compostela, coincidente con la N-547, y tras quinientos metros (pasado el punto kilométrico 35 de la nacional) torcemos a la derecha para cruzar el río Roxán. El mojón 64 nos anuncia la llegada a la parroquia de San Sebastián de Carballal. Bajo una fronda subimos hasta un par de aldeas de esta parroquia y bajamos para cruzar la N-547 (Km 2,1).

El mojón 63,5 nos introduce en una senda rodeada de eucaliptos y robles, muy propensa a embarrarse, que llega hasta el lugar de Lacua (Mojón 63). Una buena hilera de losas de piedra impide enfangarse en la balsa de agua. Proseguimos hasta San Xulián do Camiño, anunciado por el mojón 62,5. A la vera del Camino se encuentra la iglesia románica de finales del XII, que exhibe en primer término el ábside (Km 3,4). Por pista asfaltada pasamos el lugar de Pallota (Mojón 62) y descendemos sin cuartel por una preciosa corredoira hasta el río Pambre para llegar a Ponte Campaña, perteneciente a la parroquia de Mato (Km 4,5). A continuación sobreviene un tramo espectacular. Cual bosque de Fangorn, abrazados por roca y ramas retorcidas, progresamos hasta Casanova, también de la parroquia de Mato (Km 5,7). Dejamos a un lado el albergue público y más adelante el desvío hacia uno privado. Continuamos por la pista asfaltada y la dejamos por la izquierda para tomar un camino. Gran parte del año lo podemos encontrar embarrado y en ocasiones fluyen arroyos por él. Bajamos hasta cruzar el rego do Vilar, en Porto de Bois (Km 7,2). Acto seguido, en cuesta, avanzamos hasta Campanilla, pequeña aldea de la parroquia de Mato y última población lucense en el Camino (Km 8).

Por una carretera secundaria decimos adiós a los 96,7 kilómetros recorridos en la provincia de Lugo, y nos presentamos en O Coto, primera aldea coruñesa perteneciente a la parroquia de Leboreiro, ya en el Concello de Melide (Km 8,5). A la salida de O Coto dejamos el asfalto por la izquierda para bajar a Leboreiro, definido en la antigüedad como Campus Leporarius o campo de las liebres (Km 9,2). Aquí veremos un Cabazo: un canasto gigantesco que, como los hórreos, se utilizaba para conservar el maíz. Detrás se encuentra la interesante iglesia de Santa María, románica de transición. Abandonamos Leboreiro y cruzamos el río Seco por un puente medieval (Km 9,5). El mojón 56 da paso a Disicabo y a continuación sobreviene un tedioso tramo junto a la N-547 y el Parque empresarial de Melide, también llamado de la Magdalena (Km 11). Un kilómetro después cambia el panorama y bajamos hasta la orilla del río Furelos por un entorno más digno. Cruzamos este afluente del Ulla por el puente medieval (Km 13) y accedemos a la parroquia de San Xoán de Furelos. Es la antesala de Melide, la capital del Concello. Llegamos a la avenida de Lugo, pasamos junto a la capilla de San Roque y su crucero del siglo XIV. Hacia el albergue público y para atajar podemos continuar por la rúa San Pedro pero el itinerario también está señalizado por la rúa do Convento hasta la plaza do Convento (Km 14,8). Aquí se dan cita el antiguo hospital de peregrinos, que alberga hoy el Museo da Terra de Melide; el Convento del Sancti Spiritus y su iglesia; el edificio del Ayuntamiento del siglo XVIII y la capilla de San Antonio, junto a la que dejamos la plaza para tomar la rúa San Antonio. Tras bordear el albergue público abandonamos Melide por la rúa Principal.

Con vistas al valle bajamos hasta la N-547, que cruzamos para coger de frente la CP-4603 en dirección San Martiño. A la altura de un restaurante - parrillada giramos a la derecha para visitar la iglesia de Santa María de Melide, parroquia del mismo nombre (Km 15,6). El templo es románico de finales del XII, tiene una sola nave y ábside semicircular y alberga la única reja románica de Galicia. Tras pasar las casas de Carballal nos vemos rodeados entre eucaliptos, especies de hoja caduca y prados hasta el paso empedrado del río Catasol, afluente del Furelos. (Km 17,2). Paisaje de postal que nos brinda el Camino. Por un bello entorno nos dirigimos a Raido, al pie de la N-547. Abandonamos su compañía rápidamente para continuar hasta Parabispo, ya del Concello de Arzúa (Km 18,7). Bajo un bosque de eucaliptos salvamos el arroyo de Valverde, pasamos Peroxa- donde se encuentra el mojón 45,5 - y entramos en la parroquia de Boente, partida en dos por la N-547 (Km 20,5). Tras la iglesia de Santiago giramos a mano derecha y bajamos por una pista hasta el río Boente y el lugar de Punta Brea, salvando antes por un túnel la N-547. Tras rodear unos prados afrontamos una dura cuesta que sube al pie de la N-547, y junto a ella alcanzamos varios lugares de las parroquias de Figueiroa y Castañeda. En este lugar se encontraban los hornos de cal donde los peregrinos depositaban la piedra que traían desde Triacastela (Km 22,7).

Bajamos por pista asfaltada hasta el arroyo Ribeiral, localizado entre Pedrido y Río (Km 23,3). Ahora toca remontar y continuamos de frente, dejando a la izquierda el desvío a Doroña. Después, casi siempre por pistas vecinales asfaltadas, bajaremos durante dos kilómetros hasta el río Iso, que da acceso a Ribadiso da Baixo, aldea de la parroquia de Rendal (Km 25,8). Al otro lado del puente medieval se encuentra el hospital de peregrinos de San Antón, actualmente restaurado como albergue público. Dando un rodeo, a nuestro parecer absurdo, subimos hasta la N-547 para llegar, por un interminable paseo por la avenida de Lugo, hasta las primeras casas de Arzúa. En la misma entrada hay varios albergues privados situados uno tras otro. Tras otro trecho dejamos la avenida para coger la rúa Cima do Lugar, donde se encuentra el público (Km 28,8).

DIFICULTADES:

Los casi 29 kilómetros de esta etapa equivaldrían a un tramo llano de unos 40 kilómetros. La etapa está formada por incontables subidas y bajadas que hacen imposible mantener el ritmo.

OBSERVACIONES:

Dado que en Melide y Arzúa enlazan los Caminos Primitivo y del Norte, la afluencia de peregrinos, sobre todo a partir de abril y mayo, es bastante superior en estos últimos tramos del Camino.

QUÉ VER, QUÉ HACER:

  • PORTO DE BOIS:

Puerto de Bueyes, en latín, es un lugar de la parroquia lucense de Mato donde tuvo lugar una cruenta batalla entre Enrique de Trastamara y el conde de Lemos, Fernán Ruiz de Castro, fiel al monarca legítimo don Pedro I el Cruel. La suerte se inclino de parte de los Trastamara que infligieron una severa derrota al conde.

  • LEBOREIRO:
    Leboreiro es la primera parroquia de A Coruña, la última provincia del Camino. La posible abundancia de liebres explica que el Codex Calistinus lo denominara en la Edad Media Campus Leporarius. Un crucero preside la calle principal enlosada, a la que escoltan macizas casas de piedra. La iglesia de Santa María es de estilo románico de transición, de una sola nave y ábside circular. En el tímpano de la portada hay esculpida una hermosa imagen de la Virgen, enfrente está la fachada de la Casa de la Enfermería, antiguo hospicio de peregrinos fundado por la familia Ulloa en el siglo XII. Delante se puede observar un típico cabazo, es decir un granero en forma de gigantesco canasto utilizado para conservar el maíz, como si se tratara de un primitivo hórreo. El puente sobre el río Seco es del siglo XIV y se le dotó de pretil en la restauración del año 1984.
  • MELIDE:
    Capital del Concello del mismo nombre, formado por 26 parroquias y situado en el centro geográfico de Galicia, en la vertiente occidental de la sierra de Careón. De origen prerromano, parece ser que fue repoblado por orden del Arzobispo Gelmírez. En Melide enlazan los peregrinos que vienen por el Camino Primitivo. De la iglesia románica de San Pedro, trasladada hoy al Campo de San Roque y conocida como capilla de San Roque, no se conserva más que la portada. Aquí también se encuentra el cruceiro del siglo XIV que está considerado como el más antiguo de Galicia. Por el lugar donde los peregrinos de la ruta primitiva hacían su entrada se alzó el Monasterio-Hospital de Sancti Spiritus, que ahora acoge el Museo Terra de Melide, un lugar, como reza la página institucional, construido por el pueblo y para el pueblo. El pulpo, cocido y con aceite de oliva, sal y pimentón es la mejor carta de presentación de Melide. También destaca la repostería tradicional, con dulces como el conocido "rico" y los melindres. Ofrece todos los servicios.
  • RIBADISO DA BAIXO:

Nada más cruzar el río Iso por un idílico puente medieval, se encuentra el antiguo Hospital de San Antón de Ponte de Ribadiso (s. XV) convertido en un magnífico albergue.

  • ARZÚA:

En el casco antiguo de Arzúa se encuentra el antiguo convento de la Magdalena, fundación agustina del siglo XIV que mantuvo una alberguería para peregrinos pobres y que hoy está en ruinas. Muy cerca se levanta la moderna iglesia parroquial de Santiago, que posee dos imágenes del Apóstol, una como Peregrino y otra como Matamoros. Desde 1975 se celebra en Arzúa, año tras año, la fiesta del queso. El queso de Arzúa se elabora artesanalmente con leche entera de vaca y se produce en toda la comarca Arzúa - Ulloa, y en varios municipios de Lugo.