miércoles, 11 de agosto de 2010

El Camino de Fran... digo de Santiago... (Etapa VII)

6 de agosto de 2.010
SANTIAGO DE COMPOSTELA - NEGREIRA (22 Kms.)

Total kilómetros acumulados: 146 kms.

Como en Santiago era caro y difícil conseguir alojamiento, decidí ir a dormir a Negreira, final de la etapa del día siguiente, aunque eso me suponía volver a Santiago temprano por la mañana. Y como estaba harto de coche decidí usar el transporte público, que tanto odio. Además, para colmo, me pegué un madrugón de narices para estar en Santiago antes de las 9, hora que abre la oficina del Peregrino e intentar conseguir la maldita Compostelana. Y todo porque el bus de marras ¡tarda casi una hora en recorrer 19 kms.! Pero allí estaba yo, todo chulo, en Santiago a las 8:30 de la mañana diciéndome a mi mismo que sería el primero en la cola para la Compostelana cuando, al acercarme, observo con estupor que la fila ya da la vuelta a la manzana. No sé cómo pude controlar la ira que me embargó y liarme a bastonazos con todos aquellos inocentes peregrinos.
Pero, en fin, me acordé del dicho "con paciencia y con saliva se la metió el elefante a la hormiga" y a las 11:30, tres horas después, pude retomar mi caminar rumbo a Finisterre, final de mi reto, aunque ese día debía llegar a Negreira.
Antes tuve que parar en la Plaza del Obradoiro a curar mis maltrechos pies, con unos apósitos especiales que me había recomendado una farmaceútica, hecho del que os dejo constacia gráfica (advierto que estas imágenes pueden herir la sensibilidad del lector).
Con varios kilos de tiritas como lastre al caminar, me encaminé por la Rúa das Hortas (sale a la izquierda del Hotel Reyes Católicos, en la misma Plaza) para dejar Santiago. La verdad es que iba muy ilusionado pues este camino era todo nuevo para mi. Pero la verdad es que ha resultado bastante más duro, por la orografía y sus continuas cuestas, que el resto del Camino gallego. Además, está menos señalizado y menos preparado en infraestructuras hoteleras y transcurre en un porcentaje demasiado alto por carreteras, por muy seundarias y bonitas que sean. Eso, con calor, para los pies es una putada pues se te recuecen continuamente. Esa falta de señalización me ha supuesto alguna pérdida, que añade kilómetros a mis ya maltrechas piernas y pies.
Pero pronto volvieron las molestias musculares y convirtieron la etapa en un suplicio insoportable. Tal es así, que llegé a Negreira a las 19:00 horas, habiendo tenido que parar 3 horas en total para poder relajar el cuadriceps de la pierna y que me permitiera hacer otros pocos kilómetros. Y así sucesivamente durante todo el día.
Tan mal iba que pensé que se había acabado ahí mi peregrinar.
Como tampoco Mar me había dado tantos días de "libertad", no podía perder tiempo descansando y recuperándome. Así que decidí tomarme un día de descanso, para ver si podía recuperar ese cuádriceps maltrecho, y afrontar al día siguiente una de las etapas de más de 30 kms., que era uno de mis retos personales.
Pues dicho y hecho, el sábado lo dedicaría a estar en la playita viendo chicas en topless y pegándome unos buenos bañitos.
De playa en playa, y me baño por que me toca (poco porque el agua está helada en esa maldita zona) acabé en Corcubión, que es un lugar precioso de la Costa de la muerte y que está declarado Conjunto Histórico- artístico: ¡madre mía cómo cené allí! Si yo creo que he engordado más de un kilo, en lugar de adelgazar de tanto caminar... ¡Mierda de vida y de poca fuerza de voluntad!

Os dejo la descrición de la etapa de Negreira, por si algún loco se anima a hacer esta parte menos conocida del Camino de Santiago.

ITINERARIO:

Por delante 90 kilómetros y tres etapas. Los descansos en Negreira y Olveiroa se hacen necesarios para afrontar el último trayecto a través de los pueblos marineros de Cee y Corcubión. Al fin, en un paisaje enclavado en la Costa da Morte y considerado durante siglos el fin del mundo occidental, el caminante más decidido accede al ritual de bañarse en la Playa Langosteira, quemar sus ropas gastadas junto al faro y deleitarse con la puesta de sol.

La primera etapa, la más corta de las tres en la aventura hacia Fisterra, permite disfrutar del encanto de la Galicia rural. Campos de cultivo, hórreos y ganado jalonan un recorrido sin grandes dificultades. Habiendo visitado al Santo, se parte de la Plaza do Obradoiro cogiendo la Rúa das Hortas, en donde se puede visitar la Iglesia de San Fructuoso. Desde aquí se pueden ya seguir las tradicionales flechas amarillas, que señalan que hay que atravesar el Puente Sarela sobre el río Sarela. A 3 kilómetros se pasa por Sarela De Abaixo, desde donde se contemplan por última vez las torres de la catedral de Santiago. A continuación se visita Moas De Abaixo, Carballal, Quintáns, Ventosa y Lombao. Se llega a Aguapesada cuyo puente medieval y entorno han sido restaurados. Se introduce el peregrino en una subida que visita Castiñeiro Do Lobo, para a continuación descender hacia Susavila Do Carballo, Trasmonte, Reino y Burgueiros. Se llega a Pontemaceira, cuyo núcleo histórico y monumental sorprende, más aún su puente gótico de tres arcos, construido a finales del siglo XIV. El puente sirve de mirador sobre los molinos del Tambre, la capilla de San Brais, un pazo neomedieval rodeado de jardines y el caserío, con sus hórreos y palomares, envuelto por el arbolado. A un kilómetro queda el templo románico de Santa María de Portor. El camino continúa por la ribera del Tambre, entre campos de cultivo y desemboca en la carretera a Negreira, de la que vuelve a escapar pasado el núcleo de Barca. Ahora, enfilando la cuesta de Chancela de Baixo, dejará a mano izquierda un antiguo cruceiro, la colina donde tiene asiento un castro y el portón que da acceso al pazo de Chancela, también denominado del Capitán, que se halla rodeado por un robledal. Por este mismo lado podemos acercarnos a la vecina iglesia de Santa Baia de Logrosa, que conserva una antigua pila bautismal y dos curiosas tumbas en el atrio. Más allá contemplamos el embalse Barrié de la Maza. Estamos prácticamente en la villa de Negreira.

DIFICULTADES:

A mitad de recorrido se asciende al Alto do Mar de Ovellas, un duro repecho que es recomendable hacer por carretera.

QUÉ VER, QUÉ HACER:

· Negreira:
El origen de Negreira, en latín Nicraria Tamara, se remonta a tiempos anteriores al Imperio Romano. Arrasada en el siglo X por los normandos no fue hasta comienzos del siglo XII cuando Alfonso XIII ordenara su reconstrucción. Durante el reinado de los Reyes Católicos fue declarada Fuero Real con dictado de Lealtad, gracias a lo cual el escudo de la villa luce la corona real. Sus grandes recursos se basan en la agricultura de cultivo forrajero atlántico y la ganadería. Destaca el Pazo de O Cotón, del siglo XIV y remodelado en el XVII. Cuenta con tres arcos y torres cilíndricas que recuerdan su origen medieval. En Negreira se encuentran varias iglesias románicas de los siglos XI y XII como San Pedro de Gonte y San Esteban de Landeira.


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