martes, 10 de agosto de 2010

El Camino de Fran... digo de Santiago... (Etapa VI)

5 de agosto de 2.010
PEDROUZO - SANTIAGO DE COMPOSTELA (20 Kms.)

Total kilómetros acumulados: 121 kms.

No he podido seguir escribiendo porque, según me he ido internando en la Galicia "profunda", han aparecido los temidos problemas técnicos en el sentido de que la palabra Wi-fi es tan desconocida para los gallegos como el responder a una pregunta con una respuesta concreta. Así que debo seguir escribiendo ya desde casa y sin cumplir mi reto. Pero no adelantemos acontecimientos...
Aunque esta era una etapa de 20 kms. yo debía hacer alguno más porque el día anterior no llegué a Pedrouzo. 1,5 kms. antes encontré un hotel en Rua y me quedé en él. Así que al día siguiente debía andar lo que me faltaba de la etapa anterior.
Aunque madrugé poco y salí a las 8:20, ya algo me decía que el día no iba a estar fino. No me gustaba "cómo cazaba la perra" y ya, desde bien temprano, las heridas de los pies me iban matando y no me dejaban coger un buen ritmo.
Aunque la proximidad de Santiago y de la Plaza del Obradoiro te dan fuerzas y te animan mucho en esta etapa, la verdad es que no es muy bonita y siempre se te hace interminable: mucha cuesta arriba y mucha cuesta abajo por asfalto no son una buena tarjeta de visita para entrar en Santiago (pero eso es lo que tienen las grandes urbes y hay que pagar el precio de llegar a un sitio tan precioso como Santiago de Compostela).
Como os comentaba, no tenía buenas sensaciones y éstas se confirmaron ya llegando al Monte del Gozo en forma de un tirón muscular en el cuádriceps derecho, que al final se mostró como algo más serio que un simple "tirón". El caso es que, bajando del Monte del Gozo hacia el cartel de entrada a Santiago, ya no podía con las cuestas abajo y me arrastraba como una babosa. Tuve que parar 2 horas, en un parquecito cercano al cartel, para recuperar la compostura suficiente como para no entrar en Santiago haciendo el ridículo. Medio tubo de fastum gel y una hora entera de masaje me dieron las fuerzas necesarias para recorrer los tres kilómetros que me separaban de la Plaza del Obradoiro, a la que llegué a las 14:30 (al final pude sacar una media de 5Km/h).
Siempre es especial la sensación de llegar andando a ésta y encontrarte con su majestuosidad, de tal manera que ya nunca me apetece ir de turismo a Santiago si no es caminando: siempre me muero de envidia cuando me encuentro allí con los peregrinos y pienso que yo he llegado en cochecito y lleno de comodidades.
Pero no todo fue maravilloso cuando por fin llegué (no podemos olvidar que es Año Santo y agosto); ordas de peregrinos hacen cola para todo: para cumplir los rituales del coscorrón al maestro cantero, abrazar al Santo, colas para obtener la Compostelana (documento que acredita haber peregrinado a Santiago, habiendo recorrido al menos 100 kms.).
Más abajo os dejo una foto curiosa: no pude resistirme a sacarme una foto con una familia entera (desde el bisabuelo en silla de ruedas, hasta los bisnietos, alguno recién nacido), ¡¡que estaban peregrinando juntos a Santiago!!
De manera que decidí pasar de los rituales (que ya he hecho en más ocasiones) y centrarme en la cola de la Compostelana. Pero una vez en la oficina del Peregrino, muy cercana a la Plaza, me dí cuenta que eran necesarias al menos 2 horas de cola y que mi pierna maltrecha no estaba para esos trotes. Así, como estoy convencido que todavía mis amigotes no se creen que soy yo el que está haciendo el Camino de Santiago y que puedo ser un holograma o algo parecido, decidí darles una muestra inequívoca e irrefutable de que verdaderamente soy yo y, con las pocas fuerzas que me quedaban, después de haber recorrido otros 25 kms., me dirigí a cumplir mi misión. Lo primero que hice fue abandonar caminando la zona vieja, puesto que mi sublime objetivo no podía alcanzarse allí. Cuando llegué a la zona nueva me acerqué a una parada de taxis y le comuniqué al taxista mi propósito. En un principio se negó a ayudarme: le parecía una aberración y no quería ayudarme a cumplirla. Tuve que jurarle que era una promesa que le había hecho a mis Amigotes y que era necesario. Jurando en Arameo y mascullando lo raras que eran las gentes de la Capital, accedió a llevarme a mi destino. Durante el corto trayecto me confesó que, lo que yo me disponía a hacer, él había tenido que hacerlo 2 veces en toda su vida (era un chaval de mi edad, de unos 40 años) y obligado por su novia. Pero que, a poco que pudiera evitarlo, a él ya no le pillaban en esas... (qué atrevida es la ignorancia, pensé yo, y cómo se puede ir por ahí soltando esas blasfemias y herejías...). Total, que entre refunfuños y diatribas hacia su novia, llegamos a mi Santuario, a mi auténtico lugar de Peregrinación ya instaurado con Super, Jesu y Abe allende los tiempos. Este es mi auténtico reto y este es mi ofrecimiento a vosotros, queridos Amigos, este es el destino de mi calvario y mi Peregrinar de todos estos días (como estos labios pecadores no pueden pronunciar su nombre en vano, os dejo unas fotos del lugar Santo):
Sé que vosotros sabréis comprenderme y entender que necesitaba desintoxicar mi cuerpo de tanto pulpo, empanada gallega, pescadito y carnes del lugar (bueno, de la carne no tanto), del marisco y otras comistrajas de ese porte. Ahora mi cuerpo y mi espíritu ya estaban listos para continuar con la segunda parte de mi reto: ¡LLEGAR A FINISTERRE!
Como de costumbre, os dejo la descripción de la etapa y continúo con la siguiente.

ITINERARIO:

Veinte kilómetros tan sólo frente a los 755,3 ya recorridos desde nuestro primer día al otro lado de los Pirineos. Lejos, muy lejos, aunque sólo hayan pasado varias semanas, quedan ya los bosques navarros, las cepas riojanas, la vasta meseta castellana e incluso los montes de León y el mítico O Cebreiro, que franqueamos hace siete jornadas. Santiago, la plaza del Obradoiro y la catedral, ante la que nos emocionaremos, seguro, se encuentran aquí al lado. Tomando como referencia el albergue público recorremos el pueblo a la vera de la nacional y giramos a la derecha por la rúa do Concello, donde se encuentra el Ayuntamiento. Avanzamos de frente durante medio kilómetro y al llegar junto al colegio y las pistas deportivas giramos noventa grados a la izquierda. Por una pista de tierra cubierta de hojarasca nos internamos entre un bosque de eucaliptos, que abandonamos para entrar en San Antón, aldea de la parroquia de Arca. El lugar toma el nombre de una capilla asolada por un incendio (Km 1,3). Otro bosque nos aguarda a la salida de San Antón. Carballos autóctonos y eucaliptos reforestados, a granel, nos acompañan ahora hasta el núcleo de Amenal, de la parroquia de San Miguel de Pereira. Accedemos por pista asfaltada y pasando el río Brandelos cruzamos la N-547 por un paso bajo (Km 3,7), al que le sigue un fuerte repecho que sube a Cimadevila, último núcleo del Concello de O Pino (Km 4).

La subida continúa durante más de kilómetro y medio pero se torna mucho más asequible. Alcanzada la cota nos dirigimos al pie de la A-54 y la N-634. Ya no nos extrañamos al ver la valla de separación repleta de pequeñas cruces. Forma parte de la idiosincrasia de la peregrinación. Un monolito esculpido con el bordón, la calabaza y la vieira anuncia la entrada en el municipio de Santiago (Km 6,3). Rodeamos el perímetro del aeropuerto, dejando a mano izquierda varias hileras de balizas (Km 6,7), y después de cruzar una carretera secundaria entramos en San Paio, aldea de la parroquia de Sabugueira (Km 7,7). Rodeamos Casa Quian, afrontamos un breve repecho por pista asfaltada y tomamos la pista de la derecha, que desciende. Tras salvar la variante por debajo seguimos descendiendo por varios núcleos de la parroquia de Sabugueira: A Esquipa y Lavacolla (Km 9,5). Tras una curva cerrada pasamos junto a la parroquial de San Pelayo, que luce inscrito el año de su construcción: 1840. Seguidamente cruzamos la N-634a y cogemos el desvío a Villamaior. En apenas cien metros cruzamos el río Sionlla, cubierto de ovas y conocido como arroyo de Lavacolla, lugar donde los peregrinos se despojaban de sus sucias vestimentas y se lavaban en vistas de su próxima llegada a Santiago (Km 10).

Por pista asfaltada iniciamos una cómoda subida que finalizará en el esperado Monte do Gozo. Atravesamos primero Villamaior (Km 11), pasamos junto al centro de la TVG (Km 12,7) y giramos 90 grados a la izquierda para hacer lo propio junto al centro territorial de RTVE (Km 13,5). Giramos noventa grados a la derecha y continuamos hasta la urbanización San Marcos (Km 14,8), antesala del Monte do Gozo. En lugar de seguir de frente nos desviamos a la izquierda para subir al monumento erigido en el año jacobeo de 1993, el mismo año que se inauguró el cercano albergue de peregrinos, el más grande de todo el Camino que es capaz de albergar hasta 300 personas un año normal y hasta 800 un Xacobeo. Desde este punto obtenemos la primera panorámica de Santiago y su catedral (Km 15,2).

Retomamos el Camino, dejando a un lado el acceso a la cafetería y los comedores, y bajamos hasta un tramo de escaleras. Acto seguido salvamos por un puente la autovía y las vías y progresamos de frente por la prolongada rúa San Lázaro (Km 16,7), donde se encuentran el Palacio de Congresos y Exposiciones de Galicia y el albergue de peregrinos San Lázaro, que permite dormir más de una noche. Enlazamos con la rúa do Valiño (Km 17,7) y continuamos de frente por la rúa das Fontiñas y rúa dos Concheiros, donde cruzamos la avenida de Lugo. Después la rúa de San Pedro (Km 19), que finaliza en el cruce con semáforos de la rúa de Aller Ulloa. Por el lugar donde se encontraba la Porta do Camiño entramos en el casco histórico por la rúa das Casas Reais, que sube hasta la praza de Cervantes. Una recta por la rúa da Acibechería nos traslada a la praza da Inmaculada, donde se localiza el monasterio de San Martín Pinario. Finalmente entramos bajo el Arco del Palacio por un pasadizo, donde se reúnen a tocar los músicos callejeros, para acceder a la Plaza del Obradoiro, donde la aventura termina. Mientras nos quitamos la mochila vamos descubriendo cada detalle de la fachada occidental y nos encaminamos al centro mismo de la plaza. Es difícil no emocionarse. Llegar a Santiago de Compostela como peregrino es una experiencia inigualable y creo que por muchos viajes que hayamos realizado alrededor del mundo pocos son comparables a este (Km 20).

DIFICULTADES:

Un par de subidas nos separan de Santiago. Ambas son bastante discretas y salvo algún breve repecho se franquean con facilidad.

OBSERVACIONES:

Tras subir por la escalinata de la catedral, admirar el Pórtico de la Gloria, dar el abrazo al Santo y descender a su sepulcro, la gran mayoría se dirige a la Oficina del Peregrino. Está en la rúa do Vilar, 1, muy cerca de la fuente de las Platerías. Esperaremos nuestro turno, rellenaremos un pequeño formulario, nos pondrán el sello de Santiago en la credencial y nos darán, si así lo queremos, la Compostela. A disfrutar de Santiago, que nos lo hemos ganado.

QUÉ VER, QUÉ HACER:

  • SANTIAGO DE COMPOSTELA:

Desde el gran complejo en que se ha convertido el Monte do Gozo se ve, por fin, Santiago de Compostela y las torres barrocas de su catedral. Santiago, la meta de todas las rutas jacobeas, es una gran ciudad de 95.000 habitantes que compagina espacios de modernidad con el halo misterioso, religioso, romántico y cosmopolita de la plaza del Obradoiro. El feliz caminante descubre una ciudad de piedras oscurecidas por el paso del tiempo y la lluvia persistente. Rúas viejas con olor a Ribeiro y a pulpo se diseminan por todo el Casco Antiguo. La catedral representa el culmen del Camino y en ella descansa el apóstol, que provoca que centenares de miles de personas emprendan año tras año un viaje lleno de fatigas y experiencias que se convertirán en recuerdos para toda la vida. Monumentos no faltan en Santiago de Compostela. El precioso y excelso Pórtico de La Gloria, obra románica levantada por el Maestro Mateo y completada en 1188. Es un filigranero conjunto de tres arcos, con el central dotado de parteluz, de variada iconografía rescatada del Apocalipsis de San Juan. La fachada occidental de la catedral, barroca y alzada entre 1738 y 1749 por el arquitecto Fernando de Casas y Novoa. La Puerta Santa, con relieves del Maesto Mateo y que únicamente se abre durante los Años Santos. El Hostal de los Reyes Católicos, hoy Parador de Turismo; el monasterio benedictino de San Martín Binario; el pazo de Raxoi, sede del Ayuntamiento, etc

Toda la información sobre la ciudad de Santiago en http://patrimonio.consumer.es/santiago-de-compostela


2 comentarios:

Abe dijo...

Por fin algo de "cordura" en ese "peregrinaje" tuyo, menos mal que había un "objetivo normal" en todo ello...
¿te has encontrado?
Un saludo!!!!!

Franloksli dijo...

Je, je, Abelitor. Encontrado, lo que se dice encontrado pues va a ser que no. LLevo tanto tiempo perdido, que ya ni el San Cucufato ese me encuentra, pero eso sí, he encontrado dolores que no sabía ni que existían. ¿Eso cuenta? Que sepas que te dediqué mi pantagruélica comilona en el Mac rata. Te veo a finales de mes. Un abrazo, Amigote del alma.